miércoles, 21 de mayo de 2025
Consagrada de Gabi Parigi y dirección de Flor Micha, en Timbre 4
Hay puestas que logran amalgamarse con bastante precisión entre el artificio escénico y una realidad que no hay que ocultar. Consagrada es un claro ejemplo. Gabi Parigi interpreta, ficcionaliza y se ríe de sí misma o más bien del entorno al que perteneció, de sus intentos, de sus fracasos y de una historia personal llena de logros que, al volverse teatro, deja de ser solo biografía para transformarse en una pregunta extendida hacia todes: ¿qué hacemos con la exigencia de triunfar?
La dirección de Flor Micha aborda, con liviandad, temáticas complejas como la alimentación, el maltrato de adultos a niñeces y la presión en el mundo del deporte. No se trata de evitar la profundidad, sino de proponer una lectura sin subrayar, que insinúa más de lo que denuncia. Y quizás ahí radique su potencia: en señalar sin aleccionar, y al mismo tiempo mostrar cuán normalizados están ciertos entornos que toleran o reproducen esas violencias.
La escenografía es sobria, versátil, se transforma con pequeños gestos. Y eso le da unas imágenes inesperadas al relato. La interpretación de Gabi es sólida, cambiante, y sobre todo orgánica: nunca pierde el eje emocional ni siquiera cuando la obra se permite jugar con la parodia o la ironía.
Hay una química interesante entre el humor y la crítica: la autorreferencia se vuelve ficción llevadera, y la experiencia personal se transforma en espejo. Por momentos me pregunto si no hay demasiada balanza hacia el lado de la comedia ¿puede la comedia cuestionar sin desactivar lo que duele? pero es justamente esa ambigüedad la que sostiene la tensión escénica o más bien la aceptación colectiva de un hecho innegable.
Gabi carga con símbolos y relatos sin solemnidad, como si levantar todo ese peso fuera parte de su entrenamiento. Y ahí radica gran parte del logro: en esa ligereza solo aparente, donde lo profundo se vuelve digerible sin perder espesor.
Consagrada no sólo es el nombre de la obra, es también un gesto: el de consagrarse a sí misma desde lo que no fue, desde lo que no alcanzó, y aún así, hacer de eso una victoria, quizá la mas importante. Y sí, eso también merece ser ser celebrado.
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