domingo, 1 de junio de 2025
Como puedo desear tanto esto de y con Miguel Valdivieso en Area 623
Este grito es auténtico, es una necesidad suya en primer y segundo lugar. Un grito difícil de juzgar. Hay en él tanto desconocimiento sobre el propio acto como capacidad de resolverlo todo. Indudablemente hay muchas ganas, y capacidad de sobra.
Miguel sabe lo que le falta para cumplir con sus deseos máximos explícitos en la obra, pero también demuestra que, incluso con esas ausencias, tiene el don de sortearlas hábilmente. No las usa como excusa ni las convierte en limitantes sencillamente las posterga (intuyo sabe que tendrá su momento). Su honestidad es audaz y clara como su versatilidad y disponibilidad corporal.
Su autocrítica no es solo suya, y eso no parece importarle sabe lo que piensan de su trabajo sus mentores y admirados. Hay algo acá que es tentador: una parte de uno quiere alentarlo a seguir y perseguir su intuición, otra quiere cuestionar esa soberbia por destacar y que se ponga a administrar su material. Ambas cosas son posibles y necesarias, y quizás inevitables. Porque lo que queda claro es que hay un recorrido obstinado y una tenacidad que parece portar desde siempre, desde que desea tanto algo.
La obra tiene pizcas de un posicionamiento muy claro frente al mundo, dos cucharadas demás de creer que con eso alcanza, y un tonel de trabajo encima que lo pone literalmente entre la danza y la pared.
Dramatúrgicamente es una obra que no posee particular personalidad. Pone todo lo que tiene en función de lo que espera que sea su mayor deseo. Entiendo que, en este caso, menos, es más. Pero también es cierto que, desde afuera, desde la butaca, no se puede hacer más que acompañar esta maduración que está en camino y volver a esperarle atento a su próximo trabajo. Acompañarla como quien elige ver un cuerpo vivo en medio del caos, antes que un regalo perfectamente envuelto cuyo contenido es puro relleno de tanto espacio.
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