sábado, 30 de agosto de 2025
El verso de la Mandrágora - Adaptación de Julio Cardoso con dirección de Lucas Tranka en Teatro Los Pompas
Lo entiendo como un homenaje a un dramaturgo que supo hacer de lo clásico una invención propia. Cardoso reelabora con singularidad "La mandrágora" de Maquiavelo y este grupo de creadores, lejos de conformarse con la fidelidad de esa versión, la atraviesan con libertad de juego, imprimiéndole un sello propio y contemporáneo.
El trabajo se sostiene en una versatilidad actoral constante. Cada intérprete encarna distintos personajes con humor, ductilidad y una gestualidad que oscila entre lo lúdico y lo sutil. La puesta convierte la trama en un auténtico sainete argento de alto vuelo, una maquinaria escénica que nunca pierde el ritmo ni el hilo narrativo, aún en su vorágine de saltos textuales, contextuales y temporales.
Es muy importante destacar la integración de la música en vivo y las luces como parte orgánica de la propuesta. Los músicos no son solo acompañamiento; son pieza fundamental en la construcción del ambiente, con una relación actoral que se permite pequeñas licencias, aportando frescura y coherencia. Su simpleza contrasta y dialoga con un sofisticado trabajo lumínico, capaz de transformar el escenario en una pintura constante de climas, humor y reflexión.
La obra propone una representación caricaturesca de la Argentina de principios del siglo pasado, pero no se priva de guiños directos a nuestra actualidad. Esa tensión entre lo histórico y lo presente genera un código accesible y profundo a la vez: un juego donde lo burdo de la época se expone con exactitud y lo ácido se dosifica para dejarnos pensando en cuánto hemos cambiado… y cuánto no.
Hay un hallazgo especial en las sutilezas: licencias atemporales, gestos mínimos y una conciencia plena del humor como herramienta de lectura política y social. Porque lo que se ofrece no es solo una adaptación de un texto clásico, sino una “libre interpretación de la libre adaptación”, un doble movimiento que enriquece y expande la propuesta.
No tuve el placer de ver la versión original de Cardoso, pero en esta lectura juvenil, vital y profundamente teatral se celebra algo mayor: la creación conjunta y la capacidad de la EMAD para seguir conquistando escenarios con profesionalismo, frescura y riesgo.
Y, como ellos dijeron anoche, hoy más que nunca el teatro es un acto revolucionario: hacerlo, compartirlo y difundirlo.
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