domingo, 24 de agosto de 2025
La sirena, un recuerdo imaginado - de Flor Marsal, con interpretaciones de Flor Marsal y Valentín Mederos, en El Extranjero
"La sirena, un recuerdo imaginado" es un viaje sensorial, amplio, de una calidad profunda, quizá tan profunda como el mar que evoca. Es también una oda: un monumento íntimo a la amistad. Y aunque se centra en una sola, logra desplegar un sentimiento universal, esa pulsión vital de sostenernos en el lazo con otros.
La obra tiene una sencillez lúcida, atravesada de inteligencia nos invita a sentir más que a pensar, a desplazarnos por nuestros propios sentidos, a caminar dentro de un mundo racionalmente onírico que nunca resulta inaccesible, sino sorprendentemente claro.
Flor brilla por la naturalidad y la belleza con la que habita el escenario: su cuerpo se vuelve un canal sensible, y su voz abarcativa y penetrante nos conduce por este recorrido de recuerdos y sensaciones. En simultáneo, Valentín orquesta la experiencia, enmarca las escenas, las contextualiza y nos sumerge en la abstracción con un trabajo sonoro y de retroproyecciones realizadas en el momento, que adquieren la potencia de la pintura efímera.
El relato nos conduce a un recuerdo, a uno imaginado, pero no por eso menos necesario: una memoria que recuerda lo esencial, que nos devuelve al valor de la amistad como método de supervivencia, incluso en el dolor de su pérdida.
La puesta en sí misma se convierte en un tercer intérprete que son ellos dos pero juntos disfrutándose en esa compañía, siendo observados fuera de la actuación, por momentos se dejan ver en un presente. Esto permite que cada escena se vuelva fotografía, cuadro, instante irrepetible que se funde con el siguiente en un fluir delicado.
Se trata de una prosa escénica hábil, sensible y actual que va pintando, una y otra vez, el paisaje más luminoso de la nostalgia.
Y sin embargo, hay algo más, las preguntas que me invadadieron al salir:
¿qué nos dice un recuerdo imaginado? ¿Hasta dónde nuestra memoria, siempre frágil y selectiva, nos salva o nos traiciona?
En esta obra, la amistad aparece como un acto de resistencia contra el olvido, como un tejido que nos protege incluso cuando ya no está. La sirena nos recuerda que no hay nada más real que lo que elegimos creer, y que en esa invención, tan poética como dolorosa, se sostiene la posibilidad de seguir viviendo.
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