"Donde quieras estar" se instala en un bucle del pensamiento, en esa zona donde lo que parece repetirse, en realidad, se profundiza. Cada vuelta no es reiteración sino desplazamiento, una nueva perspectiva, una nueva forma de mirar lo mismo o algo parecido. Un loop que abre.
En una puesta que abraza la idea de pensar como acto compartido, dos seres se encuentran y se buscan desde la liviandad y/o peso del estar. No hay urgencia narrativa ni resolución forzada hay una búsqueda de presencia, hay escucha, hay un intento persistente por acercarse a través de ideas, palabras, silencios y poesía. Lo que se construye es una intimidad expuesta, un exterior interno donde el pensamiento se vuelve materia sensible como camino hacia uno.
La obra juega con la transparencia, pensar en voz alta, compartir el pensamiento como puente, como forma de vínculo. Ese gesto, aparentemente simple, se vuelve complejo y precioso. La estructura avanza como un viaje delicado, lleno de pequeños obstáculos mentales, de dudas, de desvíos, de asociaciones que se entrelazan sin imponerse y brindan oportunidades narrativas para vernos y preguntarnos al unísono. Nada es accesorio, todo sucede en ese entramado sutil del pensar juntos individualmente.
El humor está siempre presente, oscilando entre lo cínico–nihilista y lo naif, o como la propia obra sugiere, entre lo lúgubre y lo tierno. Ese equilibrio genera un clima singular, donde la risa no distrae sino que afina, habilita, oxigena el pensamiento sin restarle densidad.
El trabajo con el espacio es notable. De manera completamente descontracturada, la puesta utiliza luces y sombras para pintar climas que acompañan, profundizan la poesía y la agudeza del texto. La escena se vuelve un territorio maleable, donde lo visual dialoga con lo conceptual sin subrayar y hay una constante invitación a pensarnos.
Las actuaciones son absolutamente complementarias. Ambos intérpretes construyen un tejido orgánico, sostenido, profundamente conmovedor. Hay en ellos un continuo comienzo, una insistencia por volver a empezar, coqueteando con la inmensidad de lo que son frente a la finitud de la palabra y la imposibilidad de abarcarlo todo. El vínculo se arma y se desarma, se acerca y vuelve a acercarse, en una ambigüedad que es un hallazgo hermoso.
"Donde quieras estar" es una obra de pensamiento y de fotografía exquisita. Un texto hermoso de recibir, que encuentra en el trabajo actoral de Silvina Katz y Federico Buso su mejor traducción. Una experiencia que no busca respuestas sino compañía: la de pensar con otro, aunque sea por un rato, aunque sea sin llegar a ningún lado. Y eso, hoy, es mucho y más que urgente.
