Noctámbula - de Lucas Ranzani, en Timbre 4

"Noctámbula" es el derrape amoroso de una clase trabajadora que sostiene el mundo mientras el mundo duerme. Un encause horroroso del amor, pero también una venganza silenciosa, íntima, casi microscópica, encarnada por un personaje demasiado cercano como para no incomodar. La niñera que no duerme, la empleada doméstica que garantiza la vida cotidiana de quienes no tienen tiempo para lo verdaderamente importante: estar presentes. La obra se sostiene en un monólogo incesante, trabado con la naturalidad de lo que se dice para no quebrarse y con la búsqueda del humor bien cercano. Malena, en una verborragia fragmentada, entre ideas mínimas, obsesiones insignificantes y derivas sin utilidad construye con esa acumulación errática un relato delirante dentro de otro, una noche dentro de otra, un recuerdo dentro de una experiencia. Así arma y desarma no solo sus pensamientos sino también la ilusión de un sentido, de un orden que nunca llega. Ahí, en esa ambigüedad de locura y sometimiento, aparece la necesidad de maternar lo que no le pertenece, de amar desde un lugar confuso, de cuidar aquello que la consume. Y esa tensión, ese amor no correspondido hacia un niño que no es suyo y hacia una familia que apenas la registra, se transforma en el nudo dramático: raro, gracioso, turbio. Un tono de tragicomedia que respira en la frontera entre la ternura y el espanto. Todo ocurre dentro de una llamada telefónica que nadie querría tener, pero que todos podemos presenciar: la conversación que expone las fallas de quienes delegan la crianza, y el deterioro de quienes la asumen como único refugio emocional. Una puesta sencilla, cercana, realista, genera un pacto inmediato con el público, que se vuelve testigo del vaivén emocional que sostiene la actriz con un istrionismo justo, delirio, sumisión, bronca, agotamiento, lucidez intermitente, humor involuntario. Un cuerpo en escena, una habitación cualquiera, una mujer que ya no sabe si cuida, si espera, si ama, si odia, o si simplemente sobrevive a otra noche sin dormir. "Noctámbula" funciona como un aviso y como un recordatorio: de prioridades, de vínculos, de responsabilidades afectivas. Pero también es el retrato de la incondicionalidad mal gestionada, de un compromiso torcido por el cansancio y la desigualdad. Un relato que incomoda porque revela de manera brutal, lo que ocurre cuando la necesidad de estar para otros se vuelve un modo de desaparecer una misma. Una obra pequeña, íntima y que demuestra, con muy poco, la enorme maquinaria emocional que sostiene la vida moderna desde las sombras. Y cómo, a veces, el amor se vuelve una forma de pesadilla.